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                                                  Texto curatorial-  Exposicion  "Mujeres en crudo"          

                                                                                                                                                                                             Curaduria : Chana Boekle

     “Mujeres en crudo”

 

El cuerpo de obra que compone esta muestra, evoca desde su rústica y sintética estética a las estatuillas femeninas y zoomorfas de uso ritual encontradas en yacimientos arqueológicos prehistóricos. La simbiosis animal, la ausencia de extremidades y la exaltación de los atributos femeninos,  junto a una paleta tierra y cruda acerca a las mujeres de Valeria Arrieta a un ambiente ancestral y mitológico.

 

Estas efigies en sus distintas etapas indagan en las identidades naturales y originales de las mujeres. Exploran esas identidades que al desprenderse de categorías sociales impuestas sistemáticamente, recurren a las etapas más instintivas de la mujer para enunciar lo que bajo excusas del buen gusto, las buenas formas y la buena conducta, queda silenciado. La maternidad casi animal, los alumbramientos sufridos y el envejecimiento satisfactorio son algunos de los temas tabús que se ponen de manifiesto en esta exposición. 

 

Las obras arrancan herederas del trazo neofigurativo e informalista de una línea fuerte e impulsiva que se estira conforme al sentir y se enjambra en formas que se dibujan inquietas e imprecisas. Con rasgos estilísticos que miran hacia el punk y la estética trash de liberación, recuerdan al neoexpresionismo argentino de los 80’s de la mano de Ana Eckell, Marcia Schvartz y Carlos Alonso.

 

El procedimiento pictórico en series como “Mujeres” (2006) parte de la línea fina y punzante proveniente  del grabado para conformar una figura femenina que sin respetar las dimensiones fisiológicas canónicas, ocupa en un primer plano, casi la totalidad del soporte. Los volúmenes se completan con una sucesión de manchas azarosas que alternando transparencias, opacidades y áreas con mezclas saturadas de color, recorren rítmicamente la paleta de intensos rojos. Trazos agudos y cortos remarcan puntos de mayor carga visual dotando de una fuerte expresividad  zonas como el rostro o el vientre.

 

Esta producción, al participar de la idea del caos como estructura planteada por el pintor Luis Felipe

Noé, enuncia la voluntad de revelación, rebelión y superación fuera de rígidos órdenes y fórmulas preestablecidas. Elabora así un lenguaje que desde su visceralidad logra vulnerar su contundencia lógico-analítica y se deja arrebatar por la irracionalidad de la línea y la mancha informe.

 

La forma de producción en serie aparece como una declaración al mostrar todas las facetas de otra y siempre la misma mujer. La insistencia de cada uno de estos cuatro grupos de mujeres por instalarse desde sus diferencias en un símbolo común que legitime sus historias desde cuatro procesos y núcleos distintos, sale a la luz a través de la repetición pictórica.

 

“Además, todas estas figuras, en tanto símbolos del inconsciente, poseen un carácter ambiguo, tanto un aspecto positivo como otro nefasto, nutriendo el “humus” emocional e imaginario donde se arraigan, posteriormente, los vectores de cualquier andamiaje ético.” [1]

 

Valeria Arrieta presenta un lenguaje simbólico y poético que desde su subjetividad, se permite resonar en múltiples significados, que dependen de la experiencia individual de quien se deje trastocar por la sincera mirada de estas mujeres-mitos, mujeres-diosas, mujeres-madres, mujeres-cuerpos, mujeres fuertes.

 

[1] Solares, Blanca (2007), La Diosa en la religión del México antiguo, España, Anthropos.

Revista La Nacion

Salir con los chicos

Agencia Universitaria de noticias y opinion

Universidad Nacional de Lomas de Zamora

        

Este mes, La Nube cumplió 36 años desde que se fundó como la primera biblioteca para niños en la Ciudad de Buenos Aires. Para festejar este importante aniversario, una artista plástica pintó un mural en una de las paredes del patio del edificio de la OSC. “Niños plantando plumas para que salgan pájaros” es el nombre del colorido mural que creó Valeria Arrieta, una artista plástica que conoció la organización a través de su pequeño hijo a quien llevaba a pasar algunas tardes de lectura. “Había varios niños, en el campo, jugando con una caja de zapatos en la que ponían tierra y luego clavaban plumas. El poeta se acercó y les preguntó a qué jugaban. Ellos respondieron: Jugamos a plantar plumas para que crezcan pájaros”. Este fue el texto del escritor y titiritero Javier Villafañe en el que se inspiró Arrieta para crear su obra en la que predominan pájaros, árboles y flores pintadas en colores brillantes. “Teníamos este espacio en blanco, Valeria se acercó con esta idea y nos encantó. La idea siempre fue que el patio también sea un espacio más habitable y lo que quedó es un trabajo bellísimo”, explicó Medina. El mural, que fue presentado el sábado 16 de este mes, contó con la participación de los chicos de la Radio Iupi.

 

http://www.auno.org.ar/article/plantando-plumas-para-que-salgan-pajaros/

 

 

 

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